João Ferreira (GUE/NGL), por escrito. – (PT) El preocupante estado de conservación de la población de la anchoa en el Golfo de Vizcaya llevó al cierre de las pesquerías en 2005. Este cierre —que ha tenido consecuencias económicas y sociales muy negativas, algo que siempre se debe evitar y mitigar, en este y en otros casos, tanto como sea posible— ha derivado en la recuperación progresiva de la población de la anchoa, lo que hace posible volver a explotarla. Creemos que las decisiones de cerrar pesquerías, volver a abrirlas y establecer las condiciones para la explotación de sus recursos siempre deben basarse en, sobre todo, conocimientos y asesoramiento científicos sobre el estado de los recursos. En consecuencia, es fundamental que estos conocimientos sean lo más rigurosos y actuales posibles, lo que se traduce en que es preciso poder contar con financiación suficiente para este propósito, específicamente mediante instrumentos financieros de la política pesquera común.
Los planes a largo plazo constituyen un instrumento importante en la gestión de las pesquerías; permiten la conservación básica de los recursos de las pesquerías a niveles sostenibles y su combinación con perspectivas a medio plazo garantizadas para explotar estos recursos, un aspecto que resulta indispensable para aportar estabilidad económica y social a las comunidades locales que dependen de ellos.